Viendo el humo de Notre Dame en el cielo de París, cuando el sol ya iluminaba con fuerza Nueva York (NY), los corazones de medio mundo se colmaron de tristeza. Hace 18 años pasó lo mismo con las torres gemelas de esta ciudad americana. Dos dramas distintos con humo a su alrededor.
Entretots
El humo de Notre Dame provenía de un descuido y el de NY de la maldad humana. Pero los dos, en su caminar hacia el cielo, además de entristecernos también nos unían. El humo de Notre Dame nos estremeció sobremanera porque procedía de la quema de algo compartido por la humanidad durante siglos, y a algunos nos trasladó a nuestra lejana juventud.
Muchos barceloneses vimos Notre Dame por primera durante nuestro primer viaje a París, cuando, saliendo de la Estació de França en tren, con el dinero justo pero muy alegres, nos alejábamos lentamente del fascismo para abrazar durante unos días la tan añorada y deseada libertad. El humo de Notre Dame me trasladó a mi adolescencia y, a su vez, me unió a millones de ciudadanos del mundo que, como yo, estábamos sufriendo viendo aquellas terribles imágenes. Efectivamente, el humo de Notre Dame y el del World Trade Center de NY nos unió a muchos.