En respuesta a Xavier Sardá por su articulo "Aviones catalanes, ¡ya!", debo decir que tuve que releerlo tres veces. No entendí (y sigo sin entender) qué aportan frases como: "tres amigos alcohólicos de Pallejà que ríen porque sí y que han perdido un móvil". Y aún peor, la de "un grupo de chicas adolescentes de Matadepera, con los pantalones cortos adheridos a las nalgas y segándoles la femoral".

No entiendo por qué era necesario asociar los sujetos de esas frases con esos municipios concretos para darle simplemente un punto gamberro a su artículo. Me da que se fue un poco por las nubes en su intención de provocar. Aunque también sé que a usted las alturas no le producen ningún vértigo.

Le sigo y le admiro, desde cuando el Señor Casamajor en La Ventana nos deleitaba diciendo lo que le pasaba por ahí. Sé por tanto que es un excelente comunicador y también un transgresor del verbo suelto. Eso tiene su lado positivo y es de agradecer, especialmente en estos tiempos.

En este caso, debo reconocer que al final su artículo tiene su punto divertido, pero todo y con eso, salen mejor parados los políticos que nombra que los ciudadanos de Matadepera o de Pallejà. Vaya, ¡igualito que en la vida misma! Y es que los ciudadanos (el populacho de siempre), acabamos a menudo siendo utilizados como títeres descabezados por el poder: el político y el de los medios de comunicación.

Por mi parte, continúa siendo un referente de la comunicación, aunque no sé yo si sus tres alcohólicos de Pallejà o las chicas de Matadepera piensan lo mismo... No obstante, si por esas casualidades un día se encuentra en una de las habituales retenciones de la A2 en Pallejà, le invito a desviarse y tomar un café. Y lo mejor: puestos a transgredir, en Pallejà tenemos también el mejor carnaval del Baix Llobregat. ¡Le esperamos!