Toda España se quedó estupefacta el pasado miércoles cuando el presidente del Gobierno trasladó a la ciudadanía la posibilidad de dejar el cargo, las redes sociales se llenaron de muestras de apoyo hacia el presidente, dándole ánimos para seguir con su función y animándole a continuar en el cargo. Pedro Sánchez se preguntó si merecía la pena, que realmente no lo sabía, pero, ¿qué pasaría si realmente no le merece la pena?

Las muestras de apoyo, la gran manifestación del sábado en Ferraz suponen un revulsivo y seguro que Pedro Sánchez agradece y valora, pero podemos y debemos tener en cuenta que ahora, e igual por primera vez en los últimos diez años, el presidente del Gobierno no ha pensado como presidente, ni como Secretario General del PSOE, ni como Sánchez, piensa como Pedro y debería tomar su decisión como tal.

Deberíamos considerar que la decisión de Pedro Sánchez debe ser algo personal, pensada fríamente, por supuesto, pero que le salga del corazón. Porque no nos debe nada. Debemos ser conscientes y no podemos dejarle cargar la responsabilidad de su decisión escudándonos en el qué haremos sin él o qué será de España sin él, como se ha podido ver en redes sociales o medios de comunicación estos días.

Él ya ha pensado demasiado en nosotros y en España, y de manera muy ingrata. La política no deja de ser eso, un mundo ingrato, también sus antecesores vivieron como su tiempo, su esfuerzo y su trabajo no siempre fue recompensado de manera proporcional. Así que llegados a este punto, y me dirijo a él si lee esta carta, solo puedo decir que gracias por no marcharte, pero si hubieras decidido hacerlo, no debías sufrir por nosotros porque no nos debes nada.

Somos muchos los jóvenes que podemos decir que hemos vuelto a confiar en la política gracias a ti y a tus políticas, y que durante décadas viviremos la transformación económica, social y digital que has iniciado. Fuerza y ánimo.