Tengo una máxima que reza: "Líbrame de los que tienen razón porque ella los hace más crueles". La historia nos enseña que toda barbarie se sustenta en una u otra razón, pero la barbarie es eso, barbarie, y aquellos que tenían razón dejan de tenerla en el momento que la utilizan para cometer actos brutales.

El conflicto árabe-israelí, con el tiempo que hace que dura, me da que pensar que no le interesa a nadie que haya una solución, unos por intereses económicos, otros por intereses 'religiosos', otros porque les ciega la venganza, y por los motivos diversos, que hay muchos, nunca pararán de matarse.

Hamás alimenta el odio hacia Israel e Israel hacia Hamás, salvajes los unos y los otros, y no me vengan con razones que ya pueden ver a dónde los llevan. Veo musulmanes, cristianos o judíos para alimentar separación y odio, por eso hoy pronuncio estas palabras: "Benditos aquellos que sienten paz en sus corazones y que no se dejan llevar por las atrocidades que ven sus ojos".

Si ante el asesinato cruel de seres humanos no reaccionamos correctamente y dejamos aflorar el odio, estamos perdidos.

A los contendientes les aviso, nunca se aniquila al enemigo, la sangre derramada multiplica el odio y este se acaba cuando el ser humano comprende su inutilidad. Jamás podremos sentir amor ante la división que crea un nombre, debemos ver al ser humano desnudo de todo calificativo. Los niños israelíes, como los palestinos, son niños, ambos, ¿quién tiene el corazón tan endurecido que ve a un niño como un enemigo?

Vuestros dioses son creados por vosotros, sanguinarios, crueles, a vuestra imagen y semejanza pero aún con todo ello, creo en el despertar de la humanidad y el poder de la bondad.