Si hay una idea a escala universal que goza de buena salud es la poca credibilidad de los medios de comunicación en la actualidad, asociada muchas veces a nombres y apellidos concretos. Confundir audiencias con elecciones democráticas no ayuda a subsanar la percepción sobre el periodismo. Enviar al gallinero a políticos elegidos democráticamente con un respaldo de centenares de miles de votos, como lo escuchado en el Palau Sant Jordi el sábado pasado, es dar por supuesto que los que llenaban el aforo sus opiniones coinciden con la del resto de la sociedad.
Entretots
Todos los avisos que están llegando en las elecciones producidas en la última década indican lo contrario. El modelo de la composición de una sociedad no es una bagatela que la tenga que decidir una minoría, existen diferentes modelos de estructura poblacional: homogénea como el Japón, o heterogénea como EEUU. A lo mejor se prefiere una conflictiva y llena de sorpresas como la americana, y a la japonesa se la perciba como aburrida. Esto lo tiene que decidir la población como sucede en Suiza, que regula los flujos provenientes de otros lugares. La democracia no se basa en supuestos, la democracia es implementar lo que la población desea en un momento determinado.