Pedro Sánchez ha declarado, en referencia a las universidades privadas, que estas son "un chiringuito", dejando claro su opinión sobre algunos centros privados de España. Lo irónico es que estas palabras vienen de alguien cuya formación ha sido íntegramente en instituciones privadas.
Entretots
Al igual que muchas personas, he tenido la oportunidad de ir a una institución de pago toda mi vida y les puedo asegurar que nunca me han regalado una nota. De hecho, al comparar la exigencia académica de las universidades privadas de mi entorno con la experiencia de amigas que estudian en la pública, he observado que, en algunos casos (evidentemente no en todos), la exigencia en la pública puede ser incluso menor.
Este tipo de declaraciones solo contribuyen a alimentar bulos y a generar conflictos innecesarios entre ambos modelos educativos, en lugar de fomentar un debate constructivo sobre cómo mejorar el sistema en su conjunto. Además, Sánchez también afirmó que tomaría medidas con respecto a las universidades privadas.
Me encantaría ver que una de ellas fuera la reducción de los precios, ya que el hecho de que las universidades privadas superen los 9.500 euros anuales (al menos en Catalunya) es una absoluta barbaridad que muy pocos pueden permitirse.
Aun así, muchos estudiantes se ven obligados a recurrir a ellas debido a las elevadas notas de corte en las universidades públicas, que en los últimos años han alcanzado cifras desorbitadas. Si realmente queremos garantizar el acceso a una educación de calidad para todos, el enfoque debería estar en mejorar tanto la pública como la privada, en lugar de enfrentar ambas.