Ese señor de color naranja, llamado Donald Trump, ha venido a este mundo para dejar huella. En pocos días ha finiquitado el equilibrio mundial tal y como lo conocíamos. Trump ha roto el tablero, cambiando de aliados. Se ha acercado a la Rusia de Putin, a China y hasta a Corea del Norte.
Entretots
Y ahora parece querer enfrentarse a Europa, desatando una guerra de aranceles que no va a beneficiar a nadie. Trump no se esconde, apoya a la extrema derecha en todo el mundo. Y ha hecho a multimillonarios como Elon Musk sus hombres fuertes, porque quiere unir el poder económico y el poder político.
Es decir, que los ricos harán las leyes a su gusto y conveniencia. Y ellos serán cada vez más ricos, mientras la inmensa mayoría es cada vez más pobre. Ese señor de color naranja da marcha atrás en materia de derechos humanos o derecho internacional. Al tiempo que vulnera los derechos de las mujeres y las minorías, a quienes quiere imponer su moral.
Con Trump se ha terminado el estado del bienestar. Pretende desmantelarlo y acabar con la idea de justicia social, tan ligada a la de la democracia. Ese señor de color naranja habla abiertamente de anexionarse Canadá y Groenlandia "de una manera u otra", ha dicho.
Pretende convertir Gaza en un destino vacacional y repartirse Ucrania con Rusia. Como Putin, es de una voracidad insaciable. Y frente a ambos, Europa debe hacerse fuerte, al menos lo suficiente como para disuadirlos.
Ese señor de color naranja, con ínfulas de Dios, daría risa si no diera tanto miedo.