Desde que crecí, recuerdo como mis padres, ambos nacidos en la España de 1969, seguían la tradición que marcaba el día 1 de noviembre, el día de Todos los Santos: ir a dejar flores al cementerio como gesto de recuerdo y cariño a las personas queridas que nos han dejado. Sin embargo, cada vez es menos frecuente conmemorar esta costumbre, ya que la tradición que reinaba en el país ha ido perdiendo fuerza ante la gran celebración que ofrece la noche de Halloween.
Entretots
Es muy común ver como la gente joven prefiere aprovechar esta festividad para salir, celebrar y disfrutar de una noche plagada de diversión y disfraces, sin obviar el complemento capitalista que esconde esta fiesta.
Si este tema surge en la mesa familiar, la discusión de centra en si estamos perdiendo nuestra identidad como país y nuestras tradiciones. Pero si lo miramos con una perspectiva que se centre en los jóvenes, me planteo si es negativo querer acercar la normalidad y la diversión a un tema doloroso como la muerte, o debemos seguir asociándolo únicamente al llanto y la pena.