Un luctuoso suceso causa estremecimiento y gran conmoción. Un turista canadiense, de 25 años, muere al precipitarse desde una altura de cinco metros en la Ronda Litoral de Barcelona. Se investiga si fue una caída accidental o de etiología violenta al ser asaltado por un grupo de ladrones que pudieron arrojarle al vacío al ofrecer resistencia.

Su ilusión de asistir al clásico Barcelona - Real Madrid se quebró. Su vida, segada. Merece un minuto de silencio en el Camp Nou y la repulsa ciudadana. Un episodio más de la inseguridad ciudadana.

Un taxista me confesó que declinaba hacer el turno de noche, a partir de las cuatro de la madrugada, para no correr riesgos impredecibles. La repercusión internacional de tan lamentable suceso erosiona la imagen de la ciudad condal. Los poderes públicos deben tomar drásticas medidas.