En una sociedad que la mayoría de las veces prioriza la rapidez, la eficiencia y el consumo, la amabilidad y el reconocimiento humano son elementos que se van perdiendo cuando en realidad son esenciales para el bienestar colectivo.

Y es que los trabajos de cara al público son los grandes olvidados. Desde comercios, restaurantes o incluso transportes, estas palabras actúan como una recompensa por su labor, a menudo poco valorada pero esencial para el buen funcionamiento de la sociedad.