En 1973, la crisis del petróleo evidenció que la apropiación de la energía iba a ser el gran motivo de disputas trasnacionales. La receta económica hegemónica decía que los Estados deberían ceder protagonismo al mercado y la libre competencia para que fueran estos quienes ordenaran esa acumulación tan necesaria, para hacerla más productiva y que su superávit llegara a todos, por inundación, casi por magia.
Entretots
Pero esto nunca ocurrió, el mercado nunca ha funcionado como vertebrador de la estructura económica internacional, nadie compite si no tiene garantizado el negocio desde una posición de fuerza previa, no es verdad que el capitalismo actual sea un casino, en el que especulan ciegamente los intereses de grandes grupos económicos, en espera de que la suerte les sonría y puedan comerse unos a los otros. Me temo que los ínclitos mercados, y sobre todo sus agentes más notorios, se han concertado y han hecho política, en el sentido más literal del término: facilitando la acumulación de la riqueza, defendiendo sus intereses contra el interés general.
No solo tienen el poder económico en sus manos, también tienen la fuerza bruta (ejércitos nacionales a sueldo, compañías mostrencas de seguridad privada con el don de la ubicuidad y patente de corso, paraísos fiscales, tráfico de personas, cárceles secretas...) que utilizan contra aquellos que previamente definen como enemigos, sin que les tiemble el pulso en absoluto. Las guerras estimulan el gasto no productivo, la circulación y la concentración de dinero cada vez en un menor número de manos.