Veo con preocupación cómo el dinero que se recauda de los impuestos (con todo el sacrificio que significa para el contribuyente, sea asalariado o pequeño autónomo, nos cuesta conseguir), no se destina a la mejora de la estructura y servicios sociales, los ejemplos son evidentes.

En la sanidad, las listas de espera son cada vez más largas, conozco, y seguro que no soy la única, a personas a las que se les aprobó una plaza en una institución pública (me refiero a residencias para mayores) cuando ya habían fallecido esperando.

Por otra parte, el personal asignado a ciertos puestos de responsabilidad, y pienso ahora en concreto en el caso de la dana de Valencia, no tiene normalmente conocimientos, ni mucho menos experiencia en los problemas que puede encontrarse en su día a día y en cómo actuar en caso de emergencia. Son personas 'colocadas' por cuestiones políticas, no por ser los más adecuados.

Esto lleva a que cuando hay una crisis o, sencillamente, algo que resolver, lo primero que hace el Gobierno es contratar y crear un comité de expertos y asesores. Entonces, ¿para qué sirve el Gobierno? ¿Son todos un atajo de inútiles incapaces de gestionar una crisis?

O sea, pagamos a personas que no siven para nada y que cuando hay que resolver algo aprovechan para contratar a sus allegados como asesores y quedarse con más dinero de nuestros impuestos. Esto huele fatal, y me duele mucho pensar que, sea del color que sea, quien tengamos en el Gobierno va a seguir manteniendo el sistema porque le conviene.

Ya nos vamos acostumbrando al “y tú más”, algo que es inadmisible: un Gobierno debe justificar y explicar sus actuaciones y dejarse de tonterías. Los contribuyententes tenemos derecho a pedir explicaciones y que no vayan pasándose la pelota de uno a otro, como si fueramos tontos. Lo del “y tú más” es propio de niños preadolescentes, y nos están tomando el pelo. Cada cual debe responder de sus actos y dejarse de tonterías.