Recientemente fui a una peluquería de barrio. Mientras me estaba hidratando el pelo entró un hombre calvo, mejor dicho uno de esos hombres que no son alopécicos sino que dejan al descubierto su asombrosa practicidad capilar.
Entretots
El hombre explicó que podía rasurarse la cabeza en casa pero prefería entrar en este tipo de peluquería. Los primeros minutos fueron para justificar exhaustivamente su presencia en una peluquería 'unisex'.
La peluquera me explicó que este tipo de clientes pueden ser frecuentes y que no suelen ir a las 'barber shops' porque “en una peluquería de mujeres se sienten más seguros que en las ruidosas peluquerías de hombres” donde el hombre calvo es diana, objeto de comparaciones. Entiendo que este tipo de prácticas suceden en otros lugares transitados por hombres, como los gimnasios.
A riesgo de parecer “calvófoba”, me pregunto si hay sitios para masculinidades no comparativas, no ruidosas, casi calvas que no deban reposar su ego malherido en lugares asistidos por y para mujeres, en este caso una peluquería de barrio.