Quiero denunciar un hecho lamentable que refleja la creciente inseguridad en nuestra ciudad, Barcelona. Hace unos días, fui víctima del robo de mi teléfono móvil a plena luz del día en una de las calles más transitadas de la ciudad, la Gran Via de les Corts Catalanes, a la altura de la DGT (La Campana). Un joven en patinete eléctrico se acercó sigilosamente y, con gran destreza, me arrebató el dispositivo de las manos antes de desaparecer sin que nadie pudiera hacer nada para impedirlo.

Este no es un caso aislado. Cada día, muchos ciudadanos sufren robos similares, lo que genera una sensación de vulnerabilidad e impunidad. Barcelona, una ciudad que antaño se enorgullecía de su seguridad y calidad de vida, se ha convertido en un escenario donde los ladrones actúan con total libertad, aprovechándose de la falta de medidas efectivas por parte de las autoridades.

Es imperativo que el ayuntamiento y las fuerzas de seguridad refuercen su presencia en las calles, implementen controles más estrictos sobre los patinetes eléctricos y aumenten las sanciones para quienes cometan estos delitos. La ciudadanía no puede seguir viviendo con miedo a ser asaltada en cualquier momento y lugar.

Hago un llamamiento a las autoridades competentes para que tomen cartas en el asunto antes de que esta situación se agrave aún más. La seguridad es un derecho fundamental y los barceloneses merecemos vivir en una ciudad donde podamos caminar tranquilos sin el temor de ser víctimas de la delincuencia.