La afición es libre y soberana de gritar a los cuatro vientos lo que es un secreto a voces; la misma persona que permite, sin éxito, que se esquilme el patrimonio del club como una oveja es la misma a la que se le ríen las gracias.

El Barça no es un negocio familiar en el que los cargos los ocupan tus amiguetes. La falta de respeto por mitos del club (él no lo es, recordemos cómo terminó su primera etapa) es evidente y flagrante.

Engañó a Messi, ninguneó a Koeman y ha puesto en la hoguera a Xavi. El culé merece respeto, honestidad y transparencia.