El otro día leí la carta titulada "Nos sentimos discriminados por un funcionario de Extranjería en Barcelona", y no pude sentir más que mucha rabia e indignación. Imagínate que emigras a Francia y un funcionario no deja de ponerte trabas para regularizar tu situación administrativa.
Entretots
Imagínate que de esos documentos depende el bienestar de tus hijos, que se juegue con el sustento de tu hogar y se ponga en peligro tu matrimonio por las distintas precariedades que sufren los inmigrantes sin papeles.
Pienso que ningún funcionario debería tener tanto poder como para aprobar o denegar un expediente según sus caprichos. La Administración debería velar más por el bienestar de los niños y de las personas que quieren hacer las cosas bien y que desean aportar a nuestro país.