Cuatro años de secundaria, dos años de bachillerato, cuatro años de carrera. Se supone que debería saber qué rumbo voy a tomar, ¿no? 

Es muy fácil seguir la corriente, guiarte por todo lo que se te ha inculcado y creer que una vez acabes de estudiar ya tendrás una rampa construida para despegar, pero la realidad es más bien otra. 

Ahora mismo, a seis meses de terminar la carrera, estoy más perdida que nunca, y es que ahora salgo del sueño de que si sigo los pasos establecidos voy a llegar.

Nadie te garantiza nada, por entrar en la universidad no lo tendrás seguro y el futuro es un abismo que asusta, y para el que no estoy preparada.